Assalam Alaikum, Shalom, o como prefieran decirlo.
Les debo informar que este artículo de opinión hace parte de mi estudio intensivo del Islam, no debe tomarse por Islamofóbico, pues yo no odio al Islam, no tengo razón alguna para hacerlo. Solo ejerzo mi derecho de criticarlo, tal y como critico al Cristianismo.
Espero lo disfruten, no es muy profundo, tiene apenas una noción básica de lo que es la "Sharia", tema que quiero profundizar más adelante, pero antes de ello, debo tratar otros temas, algo más polémicos, como el velo islámico. (Esperen pronto ese artículo)
Lo último, quiero disculparme con Jack, mi intención no es herir sus convicciones religiosas (pues tengo entendido que él es protestante) es hacer que él vea, junto a sus hermanos de religión, que tal vez el protestantismo esté tomando un camino espinoso y opuesto al que habían tomado históricamente.
No atribuyo el origen del laicicismo al protestantismo, pero si he de admitir que el surgimiento de movimientos protestantes ayudó en gran medida, a desprestigiar y a cuestionar la autoridad de la iglesia católica.
Ibeth Rivero
El Islam, tal y como debería ser conocido, trasciende del papel religioso, y se ocupa de asuntos que, por lo general, se dejan en el ámbito secular cuando hablamos de la sociedad occidental.
Esto es, el Islam no es solo una religión, es un modo de vida, que incluye distintos preceptos para llevar una vida acorde al paradigma del “buen musulmán”, establecidos por unos parámetros basados en lo que se llama “ley islámica” (término que puede llegar a ser cuestionable) o “Sharia”
Los antecedentes son sencillos, en realidad, el principal problema no es el como está redactado el Corán, pues si somos objetivos, el Corán posee las mismas características que todo libro sagrado: a menudo dice cosas impensables en la actualidad, pero totalmente válidas en aquella época, y en aquella cultura.
El principal problema es que el musulmán promedio interpreta el Corán como la palabra literal de Allah, actitud que ya ha sido superada por la inmensa mayoría de los cristianos, lo cual podría interpretarse como una evolución (bastante necesaria, pues al dividirse la iglesia en occidente, los movimientos luteranos impulsaron el estudio y la interpretación de la biblia, lo que conllevó inevitablemente a cuestionar la praxis de los líderes religiosos, y fundamentó, sin querer, la crítica bíblica) producto de un proceso histórico y social que terminó en la construcción de una sociedad laica.
Otro problema es que el Islam, por definición, no es una religión con un grado de organización, esto es, jerarquizada, como si lo ha sido el cristianismo. En sí, aunque exista algo de consenso entre la mayoría de los musulmanes, no existe una autoridad religiosa universal que pueda dar pie a una reforma islámica, lo más cercano que puedo encontrar son los Ulama (o Ulemas), quienes tienen una influencia religiosa bastante marcada, pero que aún así, respaldan sus juicios en el Corán, para ellos, la palabra literal de dios.
La Sharia no es inmutable, está inspirada en el Corán y en la Sunnah (tradiciones del profeta, almacenadas en los famosos Hádices), y es objeto de controversia en occidente, pues las bases jurídicas (por razones obvias) son bastante cuestionables, basta con pensar si el Corán es o no la palabra de dios, o si los Hádices no se hallan repletos de falsificaciones.
Sin embargo, a pesar de su carácter mutable, la Sharia ha evolucionado poco con el pasar de los años. Algunos estudiosos del Islam atribuyen esto a los Ulamas, yo atribuyo esto al poco espíritu crítico que incentiva esta religión.
Si bien la religión se caracteriza por no estimular la crítica, el Islam es especialmente reacio a esta, mientras el cristianismo y el judaísmo buscan de una u otra forma adaptarse a los progresos científicos, tecnológicos, culturales y sociales, el Islam insiste en el carácter divino del Corán, estableciéndolo como un absoluto, lo cual les lleva a pensar (entre otras cosas) que todos los aspectos de nuestras vidas deberían ser regulados por este, incluyendo aspectos delicados, como el gobierno.
Considero que el primer paso sería incentivar la crítica hacia el Corán y los Hádices, no con un ánimo destructivo, considero que debería verse como un producto de su época, aunque esto, desde el punto de vista religioso, sea cuestionable.
El siguiente paso sería separar la religión del estado, y reducirla a la esfera privada. Mientras la opinión religiosa prevalezca en los estados islámicos, los derechos humanos se verán amenazados, especialmente los de las minorías pertenecientes a otras religiones y homosexuales.
Lo que está viviendo el mundo islámico es lo que desafortunadamente vivió occidente hace muchos años, tratarlos mal y condenarles por estar atrasados puede ser válido, pero es hipócrita y no es consecuente. Cuando veo a un cristiano o a un judío acusando al Islam de irrespetar los derechos humanos, se puede decir que empiezo a notar algunos sentimientos encontrados, no está mal ,per sé, que critiquen el Islam, pues muchos de ellos han crecido con una óptica claramente occidental, está mal que sean excesivamente selectivos en estos asuntos.
Me explico, mientras muchos grupos cristianos fundamentalistas expresan sus diatribas en contra del Islam, al mismo tiempo, cometen los mismos errores. Incentivan un acercamiento entre la iglesia y el estado, pretenden que sus dogmas religiosos se enseñen como ciencia aludiendo al falaz argumento de “mostrar los dos lados” (es ridículo, lo sé, es como si yo propusiera que se enseñara el mito de la cigüeña con el propósito de mostrar ambos lados) y se manifiestan en contra de los derechos de algunas minorías, especialmente homosexuales.
¿Qué autoridad moral tiene el fundamentalismo cristiano de quejarse del fundamentalismo Islámico? Son dos caras de la misma moneda, solo que una ha ido absorbiendo la retórica humanista occidental, el resto podría considerarse similar: ambas pisotean el laicicismo, se burlan de la ciencia y la historia, pretenden imponer sus dogmas respaldándose en teorías pseudocientíficas como el diseño inteligente (la mayoría de ellos, claramente, cuestionan la teoría de la evolución sin siquiera haberla estudiado a profundidad, de hecho, escriben largos tratados refutando argumentos que ellos se han inventado) , ambos tienen a “ilustres” personajes como Pat Robertson o Haruhn Yaya.
Es irónico que estos desvaríos fundamentalistas surjan de un movimiento que nació con la clara intención de cuestionar la doctrina de la iglesia católica, y no del catolicismo, la cual ha decidido alejarse un poco más de la esfera pública. Casualmente, el protestantismo tampoco podría considerarse una rama centralizada del cristianismo, de hecho, hay muchas sectas que se hacen llamar “protestantes”, y todas disciernen en cuanto a la metodología.
Soy allegada a protestantes, muchos de ellos son personas comunes y corrientes. Por algunos de ellos profeso un profundo cariño, pues son buenas personas, con una bella forma de pensar, independientemente de la percepción que tengan estos del mundo. He asistido a cultos, son algo más dinámicos que la tradicional misa católica, consideran el acercarse a dios como algo gozoso, de hecho, creo que no existe religión alguna que sea tan cercana con sus seguidores jóvenes, predican de una forma bastante efectiva: un lenguaje sencillo, mucha música cristiana y en algunos casos, baile.
Pero hago un llamado a estos protestantes comunes y corrientes, si bien ustedes no son la principal causa del fanatismo religioso, es el protestantismo quien más lo incentiva actualmente, si lo intentamos decir de manera correcta, ni siquiera podría considerarse que es el protestantismo. Son personas formadas en el seno del protestantismo.
Independientemente del literalismo, debo incentivar a estos a desistir de tratar de influir en asuntos de extrema delicadeza, como las leyes. Occidente, en su gran mayoría, es laico, y en el peor de los casos, aconfesional. Y ese es el mayor logro, el cual nos distingue de las teocracias islámicas.
Un estado, nos guste o no, debe tener la obligación de garantizar los derechos de las minorías. Esto es, rechazar la tiranía de las mayorías, y esto está bien fundamentado, pues aunque insistan que existen “naciones cristianas”, no se podría considerar tal cosa, pues aunque haya mayorías cristianas, siguen existiendo quienes no lo somos. El resto sería jugar a ser un fundamentalista islámico, pues muchas de las constituciones islámicas asumen que todos los habitantes de esos países son musulmanes, y eso les da pie para imponer sus leyes religiosas, y eso incluye obligar a cristianos, budistas y paganos a cumplir esas normas.
No existen, pues, naciones y razas enteramente cristianas. He de agregar que ni siquiera el judaísmo se puede jactar de ello, pues aunque se considere Israel una nación judía, existen cristianos y musulmanes en esas tierras, por ello Israel decidió tomar la decisión sensata de ser un estado laico.
El laicicismo no es ateísmo, el laicicismo es reafirmar el poder de la razón para tomar las decisiones, y es el laicicismo el que ha logrado volver nuestras vidas en algo soportable, libre de represiones absurdas, como el absurdo código de vestimenta de algunas naciones islámicas, como Afganistán.
Sobre intolerancia religiosa y quema de libros
Por: Ibeth Rivero Cantillo
El 7 de febrero de 1947 ocurrió uno de los sucesos más vergonzosos en la historia de la humanidad. Conocida como la “hoguera de las vanidades”, se realizaba una quema masiva de libros de texto, los cuales eran considerado pecaminosos por los seguidores del monje dominico Girolamo Savaranola.
No obstante, aunque no lo parezca, estas prácticas se han extendido a través de los años, el ser humano ha experimentado sucesos similares a lo largo de la historia, y al parecer, no ha bastado la evidencia para detener este insulto a la razón. Ayer era Hitler hostigando autores judíos, hoy son cristianos evangélicos quienes, aludiendo a la dignidad de la cultura occidental, se comportan cuan salvajes incitando la quema de Coranes.
Tratar de comprender los hechos parece fácil, pues pensaban hacerlo con simples intenciones de protestar (o eso parecía) por los hechos del 11 de septiembre del 2001. Y no estoy en desacuerdo, por lo menos en esa parte, con protestar en contra del terrorismo religioso, sin embargo, estoy en desacuerdo con quienes pretenden utilizar tales métodos, es una forma burda de exhibicionismo.
Sin ánimos de olvidar otros actos, productos del constante pisoteo de la razón humana, como proclamar fatwas en contra de autores reputados como Salman Rushdie solo por hacer uso de su libertad de expresión, temo que no existe conducta más incoherente y anti-occidental que la quema de libros, y esto es indistinto del contenido del libro. Muchos cristianos islamófobos, y no defino la islamofobia como poseer una actitud crítica frente al Islam, pueden sentirse identificados con los desvaríos y las alucinaciones de estos líderes religiosos, pero quienes respetamos la libertad de culto y sabemos distinguir entre Islamismo, Islam y Musulmán vemos este asunto con preocupación.
Daniel Pipes , escritor judío americano famoso por su criticismo en contra del islamismo, hace la misma distinción entre judaísmo, judío y sionista, y es preciso agregar, que a pesar de su posición a favor de Israel, logra hacer una distinción tan básica:
But I have one concern: the team's increasing anti-Islamic tone. Misled by the Islamists' insistence that there can be no such thing as "moderate Islam," my allies often fail to distinguish between Islam (a faith) and Islamism (a radical utopian ideology aiming to implement Islamic laws in their totality). This amounts not just to an intellectual error but a policy dead-end. Targeting all Muslims conflicts with basic Western notions, lumps friends with foes, and ignores the inescapable fact that Muslims alone can offer an antidote to Islamism. As I often note, radical Islam is the problem and moderate Islam is the solution.
(Pero tengo una reserva: el tono cada vez más anti-islámico del colectivo. Engañados por la insistencia de los islamistas en que no existe nada que se pueda llamar "islam moderado", mis aliados a menudo no distinguen entre islam (una creencia) e islamismo (una ideología utópica radical que pretende implantar la ley islámica en su totalidad). Esto se reduce no sólo a un error intelectual sino a un callejón sin salida político. Poner en el punto de mira a todos los musulmanes entra en conflicto con nociones occidentales básicas, mete a amigos y enemigos en el mismo saco, y pasa por alto el dato irrecusable de que sólo los musulmanes pueden ofrecer el antídoto del islamismo. Como destaco a menudo, el islam radical es el problema y el islam moderado la solución.)
(Daniel pipes, 2010, http://www.danielpipes.org/8850/americans-wake-up-to-islamism)
Y es cierto, hostigar e irrespetar a un grupo religioso en función de los actos de sus miembros fundamentalistas es descabellado, por no decir peligroso, yo, como occidental, no me sentiría representada por una jauría de enfermos mentales que buscan cualquier excusa para odiar a un grupo determinado, esto es rebajarse a los islamistas radicales quienes, por cierto, no dudaron un segundo a la hora de quemar el libro de Salman Rushdie.
Hay que luchar en contra del Islam político, ese que pasea por nuestro sendero de libertad amenazando de muerte a quienes expresan sus opiniones (como aquel lamentable hecho en el que se amenazó de muerte al caricaturista que dibujó al profeta Mohamed), pero eso no implica hostigar a los musulmanes por el hecho de poseer una religión que no concuerda con nuestros valores. Yo no soy cristiana, considero el cristianismo (junto a todas las religiones monoteístas) como un insulto a la humanidad, sin embargo, no sería capaz de quemar mi biblia, la cual considero, junto a todos los libros , como un producto más de la historia que debe ser conservado.
Todo recae en tomar estos textos con pinzas, acusar al Corán de instigar la violencia resulta gracioso cuando eres cristiano. Si bien el cristianismo, con el pasar de los años, se ha vuelto cada vez menos literalista, es imprudente y deshonesto no considerar que la biblia posea una naturaleza similar. Basta con leer el levítico, libro que hace parte de la tradición Judía y Cristiana, desestimado por la mayoría de sus seguidores (selectividad que también es propia de los musulmanes moderados) y algunos pasajes de los evangelios, entre los que encontramos exhortaciones a dejar lo que poseemos, y luego, hay cristianos que afirman erróneamente que su religión es la base principal de la cultura occidental, y (como no) compatible con una filosofía derechista, casualmente imperante en estos grupos.
Bien, retomando a Daniel Pipes, la solución al Islam fundamentalista señala, irónicamente, a los musulmanes moderados, quienes a pesar de levantar la voz, son ignorados por ambos extremos, y relegados del consenso entre ambas partes. (Pipes, 2003) Pues acabar con el Islam no es factible ni realista, así como no es muy inteligente quemar Coranes conociendo las posibles consecuencias, y por ello aplaudo el que, finalmente, estos cristianos hayan abrazado una actitud razonable.
Bibliografía
Pipes, Daniel. “Americans Wake Up to Islamism”. Daniel Pipes.org. <http://www.danielpipes.org/8850/americans-wake-up-to-islamism>
Pipes, Daniel. “ [Moderate] voices of Islam”. Daniel Pipes.org <http://www.danielpipes.orgC/1255/moderate-voices-of-islam > 
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Muchas veces en mi diario caminar, me siento y me pongo a reposar, y a pensar y así tratar de entender un poco más al mundo.
Día a día, después de estudiar, me preparo un té de menta, y me siento al frente de mi humilde ordenador, y empiezo a escribir con gran pasión. Puesto si los que somos artistas no apreciamos hacer nuestro arte ¿quién lo apreciará?
A lo siguiente que voy a escribir le he puesto por nombre: “crónica”, pues “crónica” es el nombre más correcto para este mensaje; puesto que todo lo que sale de la punta de mis dedos, en su defecto es verídico, y pasa.
Y no, no piensen que este humilde servidor se ha vuelto loco, o ha perdido la cabeza, pero aún así todas mis ideas son tan retorcidas que parecen las calles de Guápiles, y también están igual de agujereadas.
Vivimos en una sociedad democrática, pero, aún así la gente tiene miedo de expresarse propiamente. Cada vez son más personas las cuales se dejan llevar por los prejuicios, y Costa Rica ha decaído en un completo estereotipo el cual es nuevo, pero se ha llegado a convertir en nuestra aburrida vida diaria.
¿Cuántas veces no me he levantado de la cama, he prendido el televisor, he visto las noticias, y he aquí, cual acontecimiento aterrador, llega a convertirse en una pesadilla viviente para muchas personas? Y yo en mi gran y completa inutilidad, no me queda más que decir la enorme incógnita social costarricense: ¿hasta donde hemos llegado?
Pero aún así, aparentemente parece que los ticos, los de la misma bajura, no queremos cambiar, y más bien parece que en la ingenua idiosincrasia social costarricense, prevalece el orgullo, el odio, el zafarrancho, el licor, la liga y las drogas.
A pesar de tener un pensamiento erróneo, los social y auto-denominados homosexuales cada vez pelean más por tener sus derechos propios; pero aún así, en Pococí, la zona más violenta del País, nos gana la desesperación, nos colocamos camisetas blancas, y por un acto, más de fe, que de capacidad, empezamos a pelear por lo único lo cual nos queda: la paz. Porque no hay nadie quien nos proteja.
Somos más frágiles que litocálamo, el cual ya tampoco sirve para hacer azúcar, pero aún así nos fermentamos, y nos emborrachamos con nosotros mismos, y nos lleva el livor propio a entrar en contienda; pareciera que somos bestias salvajes, siendo un país de paz.
Nos dicen: ¡Los pura vida! Pero cada vez que oigo esas dos palabras, me entra un enojo por la hipocresía que se esconde detrás de esa frase.
(La hipocresía es el fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los cuales verdaderamente se tienen o experimentan.)
Entonces somos generación hipócrita, porque estamos tan podridos por dentro, que tenemos de sonreír con la boca cerrada.
¿Dónde están verdaderamente “los pura vida” de Costa Rica? ¿Será que ya no hay?
¿Cuántas veces acabas de tener una contienda en tu hogar, llega alguien y toca a la puerta, la abres, y son esas las primeras dos palabras que usas?
Un tico dice el mismo número veces la frase “pura vida”, que las veces que menta a la madre.
¡Pero los ticos seguimos siendo “los pura vida”, sin importar lo que pase!
¿Por qué no podemos ser pura vida en todo momento, en todo lugar y con todas las personas?
Pero con quienes somos los más desconsiderados, es con nuestras propias familias.
¡No es hombre, el que no puede estar con solo una mujer! Y menos aún si aunque pudiera, no la respetara como es debido.
¡No es mujer, la que no puede estar con solo un hombre! Y menos aún si aunque pudiera, no lo respetara como es debido.
No sabe tomar, el que maneja después de tomar.
No sabe fumar, el que fuma a la par que alguien que no.
No sabe drogarse, el que incita a otros a hacerlo.
No sabe hablar el que utiliza solo lenguaje hiriente, soez o discriminatorio.
Ni tampoco es humano, el que aprovecha las posiciones políticas o sociales, para ganar dinero  a expensas del país, y aún menos es costarricense.
No sabe reír, el que se anda burlando de los demás.
No sabe cantar, el que solo canta de droga, de prostitución, de sexo, de alcohol y de contienda. Y no se respetan a sí mismas las mujeres que participan con ellos.
No es tico el que no conoce la identidad costarricense, ni el que no va a votar, ni el que deja el voto en blanco, ni tampoco el que deja un voto en nulo.
Y cada vez somos menos los que cantamos el himno con verdadero fervor. Pero hay más gente que se queja cada vez que tiene que ir a trabajar.
No me considero un buen escritor, puesto que yo se que todavía hay mucho que me falta saber, pero en todo el entendimiento que poseo, he decidido expresar mis verdaderos sentimientos con respecto a mi patria, y siento más un vacío impuesto en los corazones ticos fiesteros, los cuales buscan saciarse con lo único que solo Dios puede saciar.
Algunos se hacen llamar cristianos, pero creen en más que solo Cristo. Algunos se hacen pasar por sacerdotes, cuando en realidad no conocen, o han adulterado la palabra. Pero yo creo que los peores son los que se van más allá de ella, y han creado e impuesto religiones  y costumbres humanas, antes de las creencias que son verdaderamente sagradas.
Yo soy verdaderamente cristiano, pero este mundo ciego me llama protestante. Pero en lugar de enojo, me da alegría de que me llamen así, puesto que yo protesto por aquellos que han cerrado sus ojos a la verdad de Dios, y los han abierto a las mentiras de los hombres.
Yo no creo en otro humano, vivo o muerto, aunque confío en muchos. Mi fe es solo por Cristo, y el que tiene al hijo, tiene al padre, y al que tiene al padre, obedece siempre su palabra.
¿Obedeces siempre su palabra? ¿O es que ni si quiera la conoces?
Aunque es mi primordial trabajo, no he escrito esto con fines de evangelizar, pero, si iba a escribir verdad, debía también escribir sobre esta verdad, porque está es más antigua aún, pero aún así, no todos la conocen, y no todos los que la conocen, la aceptan.
Verdaderamente no respetamos nuestros patrimonios, no respetamos nuestras creencias, no respetamos nuestras aficiones, no respetamos a nuestros jóvenes, no respetamos a nuestros padres, no respetamos a nuestros presidentes, no respetamos a nuestros maestros, y ciertamente no nos respetamos a nosotros mismos.
Espero que cuando hayan leído esta pequeña crónica, hayan sentido algo de enojo, puesto que si se enojan, no tienen más culpables que vosotros mismos. Y recuerden, que si ustedes señalan con un dedo, con otros tres, se estarán señalando.

Yoshua Alexánder Álvarez Quesada
a.k.a. Jack Max Sprague
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